Pocos trekkings rivalizan con la belleza natural y las exigencias físicas de escalar el Monte Rinjani, y Jackson Groves, el aventurero australiano detrás de Journey Era, lo sabe mejor que la mayoría. Durante tres días y dos noches, Jackson se sumergió en una expedición que puso a prueba su resistencia, amplió su perspectiva y reafirmó su amor por el mundo natural. Aquí está el relato detallado de su notable viaje hasta la cima del segundo volcán más alto de Indonesia.
Día 1: En la naturaleza salvaje
La aventura comenzó temprano, con Jackson y sus compañeros apretujados en la parte trasera de un camión, mientras las carreteras de Senaru serpenteaban hacia la estación de registro. La realidad de que 150 trekkers compartirían los senderos ese día subrayó la popularidad de este icónico trekking. Sin embargo, el inicio aglomerado se olvidó rápidamente cuando Jackson pisó el sendero y se adentró en la naturaleza.
El viaje del día comenzó en las tranquilas tierras agrícolas que rodean Senaru, donde el sol matutino brillaba con fuerza total. No había sombra para brindar alivio, y en menos de una hora, el grupo comenzó a sentir el peso de su misión. “Seis horas más,” pensó Jackson, ajustando su ritmo para adaptarse al exigente ascenso que les esperaba.
El almuerzo llegó como un respiro bienvenido en un cobertizo rústico, donde los guías prepararon arroz, pollo y vegetales. Estirados sobre una lona naranja junto a otros trekkers, Jackson ya comenzaba a sentir los efectos del calor y la inclinación del día. “Parecíamos más como si hubiéramos terminado el trekking que como si recién lo estuviéramos empezando,” reflexionó más tarde, una sonrisa asomando en su rostro.
A medida que avanzaba la tarde, el sendero mostró su diversidad. Bosques densos dieron paso a cañones rocosos, donde monos curiosos los observaban desde arriba. Jackson se maravilló de lo inesperado y exuberante del terreno, muy alejado del paisaje volcánico desolado que había imaginado. El último tramo los llevó a su campamento en el borde del cráter a 2,639 metros. Aunque la zona estaba deteriorada por la basura, las vistas panorámicas del Lago Segara Anak y el cono volcánico del Gunung Barujari fueron impresionantes.
Día 2: Una cumbre al amanecer
El día dos comenzó en la oscuridad, con el grupo despertando a las 2 a.m. bajo un techo de estrellas. Impulsados por panqueques y café, emprendieron el ascenso final hacia la cima del Monte Rinjani. El camino adelante era una mezcla implacable de arena volcánica suelta y empinadas inclinaciones. Cada paso se sentía como una batalla de dos pasos adelante y uno atrás.
El frío se intensificó a medida que subían, el viento helado mordiendo a través de las finas capas de ropa. En un momento, Jackson pasó junto a otros trekkers que se refugiaban tras rocas para protegerse, su determinación flaqueando. Pero la cima los llamaba, y él siguió adelante.
Después de tres agotadoras horas, la cima apareció a lo lejos justo cuando la primera luz del día se rompía en el horizonte. Jackson describió el momento como “impresionante”, una recompensa no solo por el esfuerzo físico sino por la determinación mental necesaria para llegar a la cima. Desde el pico, el paisaje se desplegó en todas las direcciones: el Monte Agung de Bali elevándose a lo lejos, las aguas turquesas de Segara Anak muy abajo y las empinadas crestas del propio Rinjani proyectando sombras dramáticas.
De la cumbre al Lago Cráter
Descender desde la cumbre fue un alivio, aunque no sin desafíos. El escombro volcánico estaba resbaladizo, y cuando Jackson llegó al campamento, sus piernas temblaban por el esfuerzo. El desayuno revitalizó al grupo, y empacaron para continuar el descenso hacia el lago del cráter y las fuentes termales.
El sendero hacia el lago era empinado y rocoso, requiriendo una navegación cuidadosa. El lago, sin embargo, valió cada paso. Jackson describió la vista como “alucinante,” con el cono volcánico activo elevándose dramáticamente desde el centro de Segara Anak. Un corto paseo condujo al grupo a las fuentes termales naturales, donde se sumergieron sus fatigados músculos. La combinación del agua caliente y los impresionantes alrededores fue un raro momento de lujo en un viaje de otro modo rudo.
El día terminó con una subida de regreso al borde opuesto del cráter, un tramo físicamente exigente después de dos días completos de trekking. Cuando llegaron a su campamento, el agotamiento se apoderó del grupo, y se quedaron dormidos casi inmediatamente después de la cena.
Día 3: El descenso final
El último día del trekking fue todo cuesta abajo, pero eso no significaba que fuera fácil. El descenso a través del bosque puso a prueba las rodillas y los cuádriceps de Jackson, los músculos ardían con cada paso. Aun así, el dosel sombreado proporcionó alivio del sol, y el ánimo del grupo se levantó a medida que se acercaban al final del sendero.
Al salir del bosque, Jackson se detuvo para tomar una última vista de la Cascada Tiu Kelep a lo lejos. “Este trekking,” reflexionó, “no se trató solo de llegar a la cima. Se trató de experimentar cada momento en el camino, los altibajos, la belleza y el desafío.”
Reflexiones sobre la experiencia
Para Jackson, el trekking 3D/2N Cima y Lago fue más que un desafío físico, fue un viaje de conexión. Conexión con la naturaleza, con sus compañeros y consigo mismo. Habló abiertamente sobre los problemas de basura en los campamentos, instando a una mejor gestión y responsabilidad tanto de los trekkers como de las autoridades locales. Aún así, la experiencia siguió siendo transformadora.
Su consejo para los futuros trekkers es simple: vengan preparados, tanto física como mentalmente. El trekking exige respeto pero ofrece recompensas incomparables. Desde el amanecer en la cima hasta las fuentes termales rejuvenecedoras y cada paso intermedio, el Monte Rinjani ofrece una aventura que perdura en la memoria mucho después de que las ampollas hayan sanado.
Para aquellos que buscan una prueba de resistencia acompañada de paisajes impresionantes, el trekking en el Monte Rinjani se erige como una de las experiencias más inolvidables de Indonesia. El viaje de Jackson es un testamento al atractivo perdurable de la montaña y a la resiliencia que inspira en aquellos que se atreven a escalarla.