De la vida en una isla a las cimas montañosas: La épica travesía de Tom en el Monte Rinjani

Ready to Go?

Para Tom, un viajero de tiempo completo y la mente creativa detrás de Traveltomtom, la atracción de escalar el Monte Rinjani era irresistible. Conocido por su impresionante lago en el cráter, su exuberante vegetación y sus desafiantes senderos, esta imponente cima en Lombok, Indonesia, prometía ser una de las aventuras más desafiantes y gratificantes de su estilo de vida nómada.

El comienzo: De las playas a las laderas del Monte Rinjani

El viaje de Tom comenzó en la tranquila isla de Gili Trawangan, donde días de sol, mar y arena lo habían sumido en un ritmo tropical. Pero la aventura lo llamaba, y pronto se encontró abordando un bote local hacia Lombok. Un corto trayecto en auto después, llegó a una acogedora posada enclavada en las laderas del Monte Rinjani, donde la verdadera aventura dio inicio.

Tras una cena abundante, Tom y su grupo recibieron una charla informativa sobre la caminata que les esperaba. Esta no era una excursión ordinaria; era el Monte Rinjani, una travesía que requería fortaleza física y mental. Equipado con pantalones largos prestados, guantes, una chaqueta y una linterna frontal, Tom sintió la emoción crecer a pesar de ser consciente de que su preparación había sido mínima.

Día 1: Subida al borde del cráter

La caminata comenzó en Sembalun, donde Tom se registró con las autoridades del parque y conoció a su guía y porteadores. La mañana inició con un paseo tranquilo por campos abiertos, lo que permitió al grupo disfrutar del paisaje y adaptarse al ascenso. Las barras de chocolate de su guía sirvieron como combustible, no solo como un bocadillo, sino también como un esfuerzo simbólico para aliviar la carga de los porteadores, quienes llevaban hasta 40 kilos de equipo.

A medida que el equipo ganaba altitud, las suaves pendientes dieron paso a empinados senderos forestales envueltos en niebla. Hacia media tarde, alcanzaron el borde del cráter, donde los porteadores ya habían montado el campamento. Las impresionantes vistas del lago del cráter y las montañas circundantes, bañadas en tonos dorados por el atardecer, fueron la recompensa perfecta para el esfuerzo del día. Esa noche, mientras las temperaturas caían en picada, Tom se metió en su tienda, preparándose para un despertar temprano.

Día 2: La subida a la cima y más allá

A las 2:30 a.m., una linterna iluminando su rostro despertó a Tom. La cima lo esperaba. Armado con determinación y varias capas de ropa abrigadora, comenzó el ascenso en plena oscuridad. El sendero angosto, apenas lo suficientemente amplio para una persona, pronto se llenó de excursionistas, cuya energía colectiva fue una fuente de motivación.

A medida que el sendero se empinaba, Tom enfrentó la infame arena volcánica suelta que convertía cada paso en una lucha. El mantra se volvió “tres pasos hacia adelante, uno hacia atrás”, y el frío mordiente hizo que cada momento fuera aún más arduo. Sin guantes, sus manos palpitaban por el viento helado, un recordatorio agudo de la naturaleza implacable de la montaña.

Pero la perseverancia valió la pena. Poco después del amanecer, Tom alcanzó la cima. A 3,726 metros sobre el nivel del mar, se encontraba por encima de las nubes, un mar blanco que se extendía hasta el horizonte. La vista era surrealista, y el sentido de logro, abrumador. Sosteniendo el cartel de “Puncak Rinjani”, no pudo evitar sonreír, sabiendo que había conquistado una de las cimas más desafiantes de Indonesia.

El Descenso al Lago del Cráter

Descender desde la cima fue un marcado contraste con la subida. La arena suelta transformó el sendero en un terreno perfecto para “patinaje volcánico”, una mezcla de deslizamientos y caídas controladas que fue tanto emocionante como agotadora. De vuelta en el borde del cráter, Tom se reabasteció con un desayuno antes de emprender la siguiente etapa: un empinado descenso hacia el lago del cráter.

El lago era una visión de ensueño. Rodeado de acantilados imponentes, sus aguas esmeralda brillaban bajo el sol del mediodía, y en la distancia, el pequeño volcán Gunung Barujari añadía un toque dramático al paisaje. Tom se sumergió en las cercanas aguas termales, un bálsamo reconfortante para sus músculos doloridos, antes de enfrentar la realidad de la próxima subida.

De nuevo cuesta arriba: Hacia el segundo borde del cráter

El ascenso después del almuerzo hacia el segundo borde del cráter puso a prueba los límites de Tom. Con las piernas doloridas y la energía menguante, avanzó a paso de caracol. El sendero empinado exigía cada onza de concentración y determinación, pero la promesa de otra vista impresionante lo mantuvo en movimiento.

Cuando finalmente llegó al segundo borde del cráter, el espectáculo fue mágico. Las nubes flotaban a través del valle, y el campamento parecía estar suspendido en el cielo. Mientras el sol se escondía bajo el horizonte, el grupo disfrutó de una merecida cena, su agotamiento temporalmente olvidado bajo el resplandor del atardecer.

El último día: Descenso hacia Senaru

El día final comenzó con un sentimiento de logro. El descenso desde el segundo borde del cráter hacia Senaru fue largo, pero menos exigente que los días anteriores. Tom decidió acelerar el ritmo, transformando la caminata en una emocionante carrera de senderos junto a dos compañeros de excursión. El bosque resonaba con sus risas y el crujido de las hojas bajo sus pies mientras descendían corriendo por la montaña. En pocas horas, Tom llegó a la base, donde colapsó con una mezcla de alivio y orgullo. La caminata había terminado, pero los recuerdos quedaron grabados en su mente.

Reflexión sobre una aventura inolvidable

Trekking en el Monte Rinjani fue una de las experiencias más desafiantes de la vida de Tom, pero también una de las más gratificantes. La caminata de 3 días y 2 noches al pico y al lago lo llevó al límite físico y mental, pero también le brindó vistas incomparables, momentos de camaradería y un profundo sentido de logro.

Para cualquiera que esté considerando escalar el Monte Rinjani, Tom ofrece este consejo: prepárate para lo inesperado, empaca inteligentemente y abraza el viaje. Porque al final del día, no se trata solo de alcanzar la cima, sino de descubrir tu propia fuerza y resistencia a lo largo del camino.

Book This Trek

Are you inspired? Ready for an adventure of your own?
Book this same trek, or choose from the many other experiences of a lifetime!

Most Popular

Related Posts

More Experiences

Roberto y Ellen conquistaron el Segundo Pico de Rinjani, una nueva ruta desafiante. Esta aventura, marcada por la determinación y la camaradería, ofreció vistas impresionantes y recuerdos inolvidables.