Escalando el Mt. Rinjani: El Viaje de una Excursionista al Borde del Cráter

Ready to Go?

Melissa Hie, diseñadora de día y bloguera de viajes por pasión, se embarcó en una de las aventuras más desafiantes y gratificantes de su vida: el trekking al Mt. Rinjani. Su historia sobre la ascensión al borde del cráter no solo trata de la hazaña física, sino también de la perseverancia, la camaradería y los paisajes impresionantes. Así fue como se desarrolló su viaje.

El Comienzo del Viaje

El viaje de Melissa al Mt. Rinjani comenzó con un largo trayecto hasta Lombok, Indonesia. Después de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Lombok, emprendió un sinuoso viaje de tres horas a través de Mataram y el campo exuberante. Los caminos estrechos flanqueados por acantilados y monos salvajes curiosos anunciaban la aventura por venir. ¿Su destino? El pueblo de Senaru, punto de partida para muchos excursionistas que se enfrentan al famoso trekking al borde del cráter del Mt. Rinjani.

Al llegar a Senaru, Melissa se registró en una cabaña rústica situada justo al pie del sendero. La simplicidad del alojamiento—una pequeña habitación sin aire acondicionado—se sintió como una introducción adecuada a la dura caminata que le esperaba. Con solo unas pocas horas de luz, decidió explorar las cercanas cascadas, Tiu Kelep y Sindang Gila. Cruzando ríos poco profundos y caminando por senderos sombreados, Melissa se maravilló con la tranquila belleza de Lombok, un respiro antes de la tormenta que traía la ascensión.

Día 1: Hacia las Nubes

El trekking comenzó al amanecer. A medida que la luz matutina filtraba a través del dosel de la selva tropical, Melissa y su grupo comenzaron desde la base del sendero. El camino comenzó suave, llevándolos a través de una vegetación exuberante. Para cuando llegaron al primer punto de control, Pos 1, la subida ya comenzaba a exigir más esfuerzo. La inclinación aumentaba con cada paso, y Melissa se encontraba deteniéndose con frecuencia para recuperar el aliento y disfrutar del entorno.

Al mediodía, llegaron al Pos 2 para almorzar. El equipo descansó bajo un dosel de árboles mientras los porteadores preparaban una comida de fideos fritos y frutas frescas. A pesar del impulso de energía, la parte de la tarde del trekking resultó aún más agotadora. El bosque denso dio paso a praderas cubiertas de niebla, y Melissa notó que el aire se volvía más delgado. Su guía, Kecap, la tranquilizó con una sonrisa y palabras de aliento.

A medida que se acercaban al Pos 3, el terreno se volvía rocoso y poco perdonador. El grupo tuvo que escalar en algunas secciones, con sus bastones de senderismo resultando esenciales para el equilibrio. Melissa recuerda una sección especialmente empinada, conocida como “La Muralla de Roca,” como la parte más desafiante del trekking. A pesar de la dificultad, siguió adelante, motivada por la camaradería de su grupo y la promesa de vistas impresionantes en el borde del cráter.

Llegando al Crater Rim

Al final de la tarde, el agotamiento de Melissa se transformó en una sensación de triunfo al ver el campamento en el borde del cráter. Los porteadores ya habían montado sus tiendas, y el equipo fue recibido con cálidas frituras de plátano. El borde del cráter ofrecía vistas impresionantes del lago volcánico abajo, aunque una espesa niebla oscurecía algunas partes del paisaje. Melissa describió el momento como surrealista, una recompensa por cada paso que había dado ese día.

La cena fue una comida simple pero satisfactoria bajo las estrellas. Envolverse en su chaqueta de forro polar, Melissa escuchaba los sonidos de la montaña: la hierba que susurraba, los llamados distantes de los animales y las ráfagas de viento ocasionales. Esa noche, se quedó dormida con la sensación de logro que solo proviene de superar barreras tanto físicas como mentales.

Día 2: El Descenso

El segundo día comenzó con un amanecer que Melissa nunca olvidará. De pie en el borde del cráter, observó cómo la primera luz del día iluminaba los picos y valles del Mt. Rinjani. A pesar de la fatiga del día anterior, la vista renovó su energía para el descenso.

El descenso resultó ser un desafío diferente. Los empinados y rocosos senderos que Melissa había subido el día anterior ahora requerían una navegación cuidadosa para evitar resbalones. El rocío matutino mojaba el suelo y lo hacía traicionero, y a menudo se encontraba a gatas, sujetando las rocas para mantener el equilibrio. Sus piernas ardían con cada paso, pero el frondoso bosque y los ocasionales destellos de la costa de Lombok mantenían su espíritu en alto.

Un momento memorable ocurrió cuando el grupo se encontró con un grupo de porteadores corriendo cuesta arriba. Descalzos y llevando cargas pesadas, se movían con una facilidad que Melissa solo podía admirar. Fue un recordatorio humilde de la fuerza y resistencia de la comunidad local, muchos de los cuales dependen del turismo de trekking para ganarse la vida.

Un Viaje para Recordar

Cuando Melissa finalmente llegó a la base del sendero en Senaru, estaba completamente agotada pero profundamente satisfecha. El dolor en sus piernas y la suciedad en su ropa eran insignias de honor. Reflexionando sobre su experiencia, Melissa describió el trekking como una de las cosas más difíciles que había hecho, pero también una de las más gratificantes.

A través del Trekking de 2D/1N al Borde del Cráter, Melissa no solo conquistó el Mt. Rinjani, sino que también descubrió una apreciación más profunda por la naturaleza, la comunidad y su propia resiliencia. Su historia es un testimonio del poder de la aventura y de los paisajes increíbles que esperan a aquellos que se atreven a salir de su zona de confort.

El viaje de Melissa nos recuerda que escalar el Mt. Rinjani no solo se trata de llegar a un destino, sino de las personas que conoces, los desafíos que superas y los recuerdos que creas en el camino.

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