Filipe conquista el Monte Rinjani: Trekking en un volcán activo

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El Monte Rinjani, con su imponente presencia y desafiantes senderos, atrae a aventureros de todo el mundo. Para una pareja, este majestuoso pico se convirtió en el escenario de su expedición más exigente y gratificante hasta la fecha: una caminata de tres días y dos noches que puso a prueba sus límites y los dejó con recuerdos inolvidables.

Comenzando la aventura

La jornada comenzó con una emoción palpable mientras la pareja se preparaba para ascender al segundo volcán activo más alto de Indonesia. Optaron por una expedición completa, planeando pasar tres días dentro del reino del volcán, acampando durante dos noches. Un equipo de apoyo dedicado los acompañaba: un guía experimentado y dos increíbles porteadores responsables de llevar los suministros esenciales como alimentos, bebidas y equipo de campamento.

La noche antes del ascenso, se sometieron a un chequeo de salud, incluyendo mediciones de presión arterial, lo que subrayaba la seriedad de la empresa. “Estoy cada vez más saludable”, comentó uno de ellos con una mezcla de humor y anticipación. Totalmente conscientes del ascenso vertical de 2,800 metros que les esperaba, se alimentaron con un desayuno sustancioso; cada caloría contaría en el desafiante camino hacia la cima.

Día 1: Desde el pueblo de Sembalun hasta el borde del cráter

Partiendo del pueblo de Sembalun bajo el sol de la mañana, comenzaron una caminata de ocho horas. El sendero inicial estaba marcado por áreas de descanso, lo que les dio la oportunidad de hidratarse y disfrutar del paisaje cambiante. En una fuente natural de agua, se enfrentaron a su primera prueba de confianza y aventura. El agua, aunque potable, tenía un olor peculiar. Recordando un dicho local, “Nunca lo intentas, nunca lo sabrás”, decidieron saciar su sed, con la esperanza de que sus estómagos estarían de acuerdo con la elección.

Después de dos horas, llegaron a la Posición 2, una bulliciosa área de descanso que parecía un pequeño pueblo. Allí presenciaron la ingenio de los vendedores locales, que ofrecían desde piñas y sandías hasta bocadillos y bebidas, e incluso un puesto de bakso (sopa de albóndigas). Los precios eran un poco más altos debido a la altitud y el esfuerzo necesario para subir los productos a la montaña, pero apoyar a los lugareños era una causa en la que estaban felices de contribuir.

Siguiendo hacia la Posición 3, el terreno comenzó a cambiar dramáticamente. Atravesaron campos de hierba y caminaron por senderos cercanos a acantilados formados por el terremoto de 2018 que golpeó Lombok. Al llegar a la Posición 3, se reunieron con sus porteadores, quienes estaban ocupados preparando un increíble almuerzo. El banquete superó sus expectativas: platos recién cocinados que proporcionaron la energía necesaria. La pareja expresó un enorme agradecimiento, diciendo: “Este es un servicio que ni siquiera soñamos”.

El empinado ascenso al borde del cráter de Sembalun

Con el deseo de entender mejor la experiencia de los porteadores, intentaron cargar los pesados bultos ellos mismos. Luchando bajo el peso, adquirieron una nueva apreciación por estos “héroes” que sin esfuerzo cargaban 35 kilogramos montaña arriba con sandalias.

El trayecto de la Posición 3 a la Posición 4 marcó el comienzo de la ascensión más empinada. El sendero se hizo más desafiante, pero el ánimo de su guía y la camaradería entre ellos mantuvieron el espíritu alto. Cuando llegaron a la Posición 4, estaban a 2,100 metros sobre el nivel del mar, sorprendidos de encontrar aún tiendas ofreciendo bocadillos, lo que era un testimonio de la dedicación de los lugareños.

El último empuje hasta el borde del cráter de Sembalun fue el más exigente. Con una ganancia vertical de 500 metros en solo 1.3 kilómetros, el sendero puso a prueba su resistencia. Cada paso los acercaba a su primer campamento, y la vista de las tiendas en el borde del cráter les llenó de un sentimiento de logro.

Acampando por encima de las nubes

Su campamento no fue menos que lujoso para un entorno montañés. Equipados con colchones gruesos, sacos de dormir calientes para temperaturas de hasta diez grados bajo cero e incluso almohadas, se instalaron en su “alojamiento de cinco estrellas”. Mientras el sol se ponía, disfrutaron de un curry caliente preparado por sus porteadores, asombrados de cómo se podía preparar tal comida en esas condiciones.

Aunque la puesta de sol estaba cubierta por nubes, el cielo nocturno más tarde reveló un tapiz de estrellas—quizá el más impresionante que habían visto. La pareja se retiró temprano, sabiendo que se despertarían a la 1:40 a.m. para el intento de alcanzar la cima.

Día 2: Llegando a la cima

El llamado temprano para despertar fue suavizado por un “desayuno de campeones” que incluía chocolate, una fuente rápida de energía para el arduo ascenso que les esperaba. Con las lámparas frontales encendidas, comenzaron su ascenso en la oscuridad.

El ascenso hacia la cima a 3,726 metros se dividió en tres partes. La primera fue manejable, pero a medida que llegaron al borde del cráter a 3,000 metros, el sendero se empinó considerablemente. El tramo final fue el más desafiante: una pendiente de 45 grados cubierta de rocas sueltas y arena. Cada dos pasos hacia adelante resultaban en uno hacia atrás.

Para aumentar la dificultad, fueron envueltos por una nube fría y húmeda con vientos fuertes. La visibilidad disminuyó y las condiciones heladas pusieron a prueba su determinación. A pesar de estos obstáculos, continuaron y llegaron a la cima. “Luchamos con todas nuestras fuerzas y de alguna manera llegamos a la cima”, comentaron. Aunque las vistas panorámicas eran limitadas debido al clima, el sentido de logro fue inmenso.

Descendiendo del pico, los cielos comenzaron a despejarse, ofreciendo vistas fugaces pero impresionantes de la caldera y los paisajes circundantes. Disfrutaron de la belleza, agradecidos por incluso un breve vistazo del paisaje que tanto habían trabajado para alcanzar.

Eligiendo la ruta Torean y un acogedor manantial caliente

Originalmente planeaban visitar el borde del cráter Senaru, pero decidieron alterar su ruta debido a pronósticos meteorológicos desfavorables. Optaron por la ruta Torean y comenzaron su descenso hacia el lago Segara Anak. El sendero era empinado y requería una navegación cuidadosa sobre grandes rocas, un desafío distinto comparado con las pendientes arenosas de la cima.

Al llegar al lago, fueron recibidos con una vista que hizo que cada paso valiera la pena. Las aguas turquesas de Segara Anak, dentro de la caldera, estaban enmarcadas por el cono volcánico activo del Monte Barujari. Los pescadores locales estaban en la orilla, y el ambiente sereno proporcionaba un fondo pacífico para su almuerzo.

Su guía los llevó a un campamento privado, completo con su propio manantial caliente—un jacuzzi natural con agua a una temperatura perfecta de 38 grados Celsius. Sumidos en las aguas ricas en azufre, sintieron como si la fatiga se desvaneciera. “Después de caminar como 3,000 metros verticales y no habernos duchado ni una vez, esto es más que bienvenido”, compartieron, abrazando la relajación bien merecida.

Día 3: La belleza del valle de Torean

Bien descansados después de un sueño de 11 horas, se prepararon para el último día: una caminata de nueve kilómetros que se esperaba durara ocho horas. El valle de Torean se desplegó ante ellos, revelando algunos de los paisajes más impresionantes de toda su travesía. Laderas verdes y torres de agua que caían por las cascadas dejaban a la pareja en asombro.

Un punto destacado del día fue la cascada Penimbungan, la más grande del valle, que alcanzaron después de cuatro horas de caminata. Luego el sendero los condujo a través de una jungla densa—un tramo desafiante y lodoso que puso a prueba sus energías restantes. Después de dos agotadoras horas, la jungla dio paso a huertos de frutas, señalando que estaban cerca del final de su travesía.

Llegada triunfante y reflexión

Finalmente llegaron al pueblo de Torean, abrumados con un sentimiento de logro. Recibidos por su equipo de apoyo, expresaron un sincero agradecimiento. “Sin estos chicos, no creo que hubiéramos llegado a la cima de esa increíble montaña”, reconocieron, destacando el papel indispensable de su guía y porteadores.

Al reflexionar sobre su aventura, sintieron una mezcla de agotamiento y éxtasis. La caminata los había desafiado física y mentalmente, pero los recompensó con experiencias y vistas que pocos tienen el privilegio de presenciar. Desde el desafiante ascenso a la cima hasta los relajantes manantiales calientes y el impresionante valle de Torean, cada momento fue extraordinario.

Pensamientos Finales

Para esta pareja aventurera, caminar por el Monte Rinjani fue más que llegar a la cima; se trató del viaje, las personas que conocieron y las maravillas naturales que encontraron en el camino. Su decisión de tomar la ruta Torean, menos transitada, añadió una dimensión única a su experiencia, mostrando la diversa belleza de la montaña.

Al despedirse del Monte Rinjani, sabían que los recuerdos y lecciones de esta expedición permanecerían con ellos para siempre. “Esperamos haberles mostrado qué esperar si eligen la ruta Torean”, compartieron, ansiosos por inspirar a otros a emprender su propia aventura en Rinjani.

Enlaces

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www.youtube.com/@backpackerfelipe