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Para muchos aventureros, caminar por el Monte Rinjani no se trata solo de llegar a la cima; es un viaje de crecimiento personal, resistencia y asombro. Para un senderista decidido, este viaje no solo fue un desafío físico, sino también una oportunidad para compartir una historia de camaradería, inspiración y la belleza pura del famoso pico volcánico de Indonesia.
El camino hacia la aventura
El viaje de este senderista comenzó con la inspiración surgida por un trekking previo al Monte Kinabalu. Esa experiencia, capturada en un documental, llamó la atención de Avider, una organización de senderismo apasionada por ayudar a otros a cumplir sus sueños de trekking. Con el apoyo de Avider, se tomó la decisión de asumir el reto del Monte Rinjani y crear un documental para ayudar a otros a entender la experiencia y los valiosos servicios ofrecidos por los guías locales.
La noche antes de la expedición, el equipo se alojó en Wareong Senaru, un acogedor refugio en el norte de Lombok. En medio de un entorno exuberante, el senderista preparó meticulosamente todo para los días que les esperaban, asegurándose de que su equipo fuera ligero pero suficiente para el desafiante trekking. La emoción era palpable cuando llegó la mañana, trayendo consigo un viaje de una hora hasta la entrada de Sembalun y el comienzo de su aventura.
Día 1: comienza el trekking
Después de un chequeo médico en la Clínica del Monte Rinjani para asegurarse de que cada senderista estuviera en condiciones de continuar, el equipo se reunió con sus porteadores y guías en el punto de inicio. Estos porteadores, que llevaban hasta 25 kilogramos de suministros con increíble facilidad, rápidamente ganaron la admiración del senderista. Muchos solo usaban sandalias, pero se movían rápidamente por el sendero, lo que era un testamento a su experiencia y resistencia.
El ascenso comenzó en serio, serpenteando a través de praderas y pasando por granjas locales donde los agricultores cuidaban su ganado. El primer punto de control, Pos 1 Pemantuan, ofreció un ambiente fresco y nublado, aunque oscurecía las vistas de la montaña. Esto fue seguido por una parada en Pos 2 Tengengean, donde los senderistas se reunieron para almorzar en medio de una multitud de guías y porteadores.
El sendero hacia Pos 3 Pada Balong reveló praderas en expansión y vislumbres del gigantesco cráter causado por el terremoto de Lombok en 2018. La belleza agreste del terreno era un recordatorio sombrío del poder crudo de la naturaleza. Mientras el equipo avanzaba hacia Pos 4 Cemara Siu, el sendero se volvía más empinado, preludio del aún más desafiante intento de cumbre que les aguardaba.
Llegada al borde de Sembalun
Al llegar al borde del cráter, conocido como Plawangan Sembalun, fue un momento de triunfo. Desde este mirador, el senderista pudo ver el mar de nubes cubriendo el Lago Segara Anak y la distante cima del Monte Rinjani. El campamento, aunque simple, ofrecía todo lo que el grupo necesitaba: espacio para las tiendas, un baño improvisado y vistas impresionantes que compensaban más que de sobra la falta de comodidades.
La cena fue acompañada de una detallada charla de su guía, Yu Jin, quien les explicó el plan para la cumbre. A pesar del cansancio, la anticipación por el ascenso mantenía el ánimo alto. El senderista describió la noche como una mezcla de nervios y emoción, lo que convirtió el sueño en un lujo efímero.
Día 2: El Empuje hacia la Cumbre
El equipo se despertó a las 12:30 a.m., preparándose para el frío con varias capas de ropa. Después de un rápido desayuno, comenzaron la ascensión hacia la cumbre del Monte Rinjani. La primera parte del sendero fue empinada pero manejable, con caminos compactos a través de la vegetación de alta altitud. Sin embargo, a medida que ganaban altura, la arena volcánica hacía que cada paso fuera un desafío. Por cada paso adelante, parecía que retrocedían dos pasos, un fenómeno que puso a prueba la determinación del senderista.
A pesar de las condiciones agotadoras, la cumbre a 3.726 metros estaba finalmente al alcance. Llegaron justo a tiempo para el amanecer, y el grupo fue recompensado con una impresionante exhibición de colores y luz. Al estar en la cima del segundo volcán más alto de Indonesia, el senderista reflexionó sobre las demandas físicas y emocionales del viaje. La recompensa, dijeron, valió cada lucha.
Descenso al Lago Segara Anak
Después de descender al borde del cráter, el grupo continuó hacia el Lago Segara Anak, también conocido como el Lago Hijo del Mar. El descenso fue empinado y técnicamente desafiante, pero la belleza del lago y las características volcánicas circundantes mantenían el ánimo alto. En el campamento junto al lago, el grupo disfrutó de experiencias únicas como pescar con los pescadores locales y relajarse en las cercanas fuentes termales, un respiro bienvenido para los músculos adoloridos.
El lago, abastecido de peces a través de un programa gubernamental, era un lugar sereno pero lleno de vida. Sin embargo, el senderista notó un detalle sombrío: basura esparcida alrededor del campamento. Los porteadores locales aseguraron al grupo que toda la basura sería bajada de la montaña, destacando la importancia de preservar el medio ambiente.
Día 3: el regreso a casa
En el último día, el equipo comenzó su descenso por el sendero Torean. Conocida por su terreno relativamente suave, esta ruta ofrecía un contraste total con los empinados ascensos y descensos de los días anteriores. El sendero serpenteaba a través de ríos, cascadas y vegetación exuberante, creando una experiencia casi cinematográfica que el senderista comparó con una escena de El Señor de los Anillos.
El descenso, aunque menos agotador, fue largo y requirió una navegación cuidadosa por los caminos resbaladizos. Al acercarse al pueblo de Torean, el senderista reflexionó sobre los altibajos del viaje. Un corto paseo en moto hasta el último punto de control marcó el final de una aventura inolvidable.
Una historia de inspiración
El trekking por el Monte Rinjani no fue solo una hazaña física para este senderista; fue un testimonio de resistencia, trabajo en equipo y el poder de la naturaleza para inspirar y humillar. Apoyado por la experiencia de Avider y los increíbles porteadores, el senderista cumplió un sueño de toda la vida mientras documentaba cada paso para inspirar a otros.
Esta historia sirve como un recordatorio vívido de que caminar por el Monte Rinjani no se trata solo de alcanzar la cima. Se trata de abrazar el viaje, respetar la montaña y celebrar la determinación compartida de aquellos que asumen este desafío extraordinario.
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