La viajera conocida como la “Abeja del Viaje en el Tiempo”, una defensora apasionada de la exploración ecológica, emprendió un viaje inolvidable hacia el Mt. Rinjani, uno de los picos volcánicos más venerados de Indonesia. Conocida por su pasión por el slow travel y la inmersión cultural, la historia de esta senderista fue un relato de resistencia, asombro y reflexión, entrelazado con los hilos del viaje responsable.
Un Ascenso Desafiante
Eligiendo el Trekking al Summit de 2D/1N, la aventurera comenzó su travesía desde el pueblo de Senaru, optando por un paquete que incluía un guía y dos porteadores. La caminata comenzó temprano por la mañana, y la primera etapa del sendero ofreció una facilidad engañosa, serpenteando a través de una vegetación exuberante con una pendiente suave. La viajera destacó la organización eficiente de su equipo, quienes prepararon comidas sobre la marcha durante las pausas.
Sin embargo, a medida que el sendero se empinaba, la verdadera naturaleza del Mt. Rinjani comenzó a revelarse. Las rocas volcánicas hacían el camino resbaladizo e impredecible, exigiendo tanto fuerza física como resolución mental. El tramo final fue particularmente agotador, con la pendiente girando abruptamente hacia arriba. A pesar del cansancio, siguió adelante, motivada por la promesa de vistas inigualables.
A última hora de la tarde, llegó al borde del cráter, un destino que se sintió como una puerta a otro mundo. El lago turquesa anidado dentro del cráter, enmarcado por las rugosas paredes volcánicas, la saludó con su belleza etérea. Aunque se perdió el atardecer debido a la hora de su llegada, la vista del lago bañado por los suaves tonos del crepúsculo hizo que el esfuerzo valiera la pena.
Una Mañana de Majestuosidad
A la mañana siguiente, llegó un momento de pura trascendencia. A medida que los primeros rayos de sol acariciaban el lago del cráter, la escena se transformó en una sinfonía de colores. Los azules se intensificaron, los verdes brillaron y las sombras de las montañas pintaron patrones en la superficie del agua. Al estar allí, envuelta por la magnitud del paisaje volcánico, la viajera se sintió pequeña y, a la vez, profundamente conectada con el poder crudo de la Tierra.
Su ensoñación matutina duró una hora mientras absorbía la atmósfera serena, con el mundo a su alrededor cambiando con la luz que variaba. Fue un momento de reflexión: un recordatorio de la belleza de la naturaleza y la responsabilidad de protegerla.
El Viaje de Regreso
Descender el Mt. Rinjani fue más rápido, pero no menos exigente. El terreno empinado y suelto requería una navegación cautelosa, y el agotamiento por el ascenso del día anterior sumó al desafío. A media tarde, llegó a Senaru, físicamente agotada pero espiritualmente revitalizada. El trekking, aunque agotador, le dejó una profunda sensación de logro y una renovada apreciación por el mundo natural.
El Dilema Ecológico
A lo largo de su trekking, la viajera no pudo ignorar el impacto ambiental del turismo masivo. Observó senderos llenos de plástico y el penetrante olor de los desechos orgánicos en descomposición. Incluso los operadores turísticos autoproclamados como “ecológicos” no alcanzaban una verdadera sostenibilidad, limitándose a recoger basura en lugar de dejarla atrás. Aunque este esfuerzo mínimo fue un paso adelante, destacó la gran brecha entre la aspiración y la acción en la gestión ambiental.
Decidida a inspirar un cambio, la Abeja del Viaje en el Tiempo mantuvo conversaciones reflexivas con sus guías, sugiriendo formas de mejorar las prácticas. Se fue con la creencia de que incluso pequeños pasos hacia el ecoturismo podrían generar un mayor nivel de conciencia y mejores hábitos con el tiempo.
Un Viaje que Vale la Pena Compartir
Para esta apasionada defensora del viaje responsable, el trekking en el Mt. Rinjani fue más que una aventura: fue una lección de perseverancia, una inmersión en la grandeza de la naturaleza y un llamado a proteger lo que es sagrado. Su blog capturó no solo los desafíos físicos, sino también las dimensiones emocionales y éticas de su viaje, sirviendo como una luz para aquellos que deseen experimentar el Mt. Rinjani de manera responsable.
Sus palabras de despedida encapsularon la esencia de su travesía: “Cada paso, cada lucha y cada amanecer en el Mt. Rinjani es un recordatorio de la belleza que debemos esforzarnos por proteger. No se trata solo de llegar a la cima, sino de dejar la montaña mejor de lo que la encontramos.”