Maria, an adventurous traveler and founder of A World of Destinations, never shies away from pushing her limits. Known for her off-the-beaten-path journeys, she recently tackled a 2D/1N trek to the crater rim of Mt. Rinjani, Lombok’s iconic volcano. Though she didn’t reach the summit due to trail closures, the experience remains etched in her memory as one of her most rewarding challenges.
Un Comienzo Tranquilo en Senaru
La aventura de María comenzó con un viaje en ferry desde Gili Air a Lombok, donde un guía la acompañó hasta el pueblo de Senaru. Ubicado entre paisajes verdes, Senaru es el punto de inicio tradicional para muchas aventuras de trekking. Aunque su alojamiento era básico, ofreció una visión de la vida local. Después de instalarse, aprovechó la tarde libre para visitar la cascada Tiu Kelep. Una corta caminata de 30 minutos la llevó hasta esta impresionante cascada, donde el agua caía con estrépito desde 45 metros, rodeada de vegetación exuberante. El entorno tranquilo fue el preludio perfecto para el exigente trekking que le esperaba.
Después de una cena refrescante, María se unió a su guía para una charla detallada, durante la cual conoció el itinerario y preparó lo esencial para el viaje. Inquieta por la anticipación, se retiró temprano, lista para afrontar el desafío.
Día 1: Un Ascenso Exigente
A las 6 a.m., María comenzó su día con una taza de café balinés y un panqueque, llenándose de energía para el recorrido. Junto a su guía y un pequeño grupo de trekkers, partió desde la puerta de entrada de Senaru, el punto de inicio del ascenso. El primer tramo a través del bosque ofreció una suave inclinación, lo que permitió al grupo charlar y vincularse.
Sin embargo, el terreno pronto se hizo más empinado. A media mañana, María y su grupo llegaron a un claro donde los porteadores prepararon el almuerzo: una comida caliente de arroz, verduras, pollo y tempeh. El aire fresco de la montaña amplificó el sabor, y el grupo disfrutó de la pausa antes de continuar.
El sendero se volvió más exigente después del almuerzo, con empinadas subidas y rocas sueltas que pusieron a prueba su resistencia. A medida que pasaban las horas, el grupo ascendía entre las nubes, con el sudor empapando sus ropas mientras las frescas brisas ofrecían un respiro ocasional. A las 3 p.m., después de casi siete horas de caminata imparable, llegaron al borde del cráter.
Acampando en el Borde del Cráter
Exhausta pero emocionada, María contempló la impresionante vista del cráter y del lago Segara Anak abajo. El terreno volcánico, contrastado con el tranquilo lago, parecía irreal. Los porteadores montaron las tiendas sobre el terreno irregular mientras María exploraba la cresta, maravillándose con los picos y valles circundantes.
La cena fue servida mientras el sol se ocultaba en el horizonte. La comida, simple pero satisfactoria, supo a un festín tras el esfuerzo del día. Cuando cayó la noche, las temperaturas descendieron, lo que llevó a María a ponerse más ropa y retirarse a su tienda. Las estrellas sobre ella iluminaban el cielo como un mapa celeste, un recordatorio humilde de la grandeza de la naturaleza.
El sueño, sin embargo, fue esquivo. El terreno irregular y el frío se filtraban a través de su saco de dormir, haciendo que la noche fuera incómoda. A pesar de ello, María se mantuvo agradecida, valorando el privilegio de pasar la noche en el borde de un volcán.
Día 2: Amanecer y Descenso
A la mañana siguiente, María despertó con la suave charla de los otros trekkers y desabrochó su tienda para presenciar un cielo pintado con tonos rosados y morados. El amanecer sobre el Mt. Rinjani fue mágico, con los picos circundantes silueteados contra el horizonte resplandeciente.
Después del desayuno, el grupo comenzó su descenso. Aunque era cuesta abajo, el recorrido no fue nada fácil. La grava suelta y los senderos arenosos hacían que el caminar fuera precario, y María a menudo se encontraba deslizándose más que caminando. El sendero serpenteaba a través de paisajes diversos, desde rocas volcánicas áridas hasta frondosos bosques tropicales llenos de vida.
Al mediodía, llegaron al inicio del sendero, exhaustos pero victoriosos. María disfrutó de una última comida con su grupo antes de regresar a Senaru para una tan esperada ducha. Un coche la esperaba para llevarla a Kuta, marcando el final de su aventura.
Reflexiones sobre el Mt. Rinjani
Aunque no alcanzó la cima, el trekking 2D/1N de María al borde del cráter fue una experiencia transformadora. Las exigencias físicas, combinadas con las vistas impresionantes, pusieron a prueba su resiliencia y recompensaron su determinación. Al reflexionar sobre su viaje, María compartió un consejo para los futuros aventureros: “Subir el Mt. Rinjani no se trata solo de llegar al destino, sino del recorrido y las lecciones aprendidas en el camino.”
Para aquellos que buscan aventura y una oportunidad para conectarse con la belleza natural en su forma más pura, hacer trekking en el Mt. Rinjani ofrece una experiencia como ninguna otra. La historia de María es un testamento de los desafíos y triunfos que vienen con abrazar lo desconocido.